Puede pasar que al preparar la comida, disfrutar de un café o quizás al abrir el grifo de agua para lavarnos las manos salga agua demasiado caliente. En la cocina son muy frecuentes las quemaduras por estas causa. Es por ello que Vitacilina te trae los mejores consejos para cuando estos pequeños pero doloroso accidentes ocurren.
Por ejemplo, si el contacto con la piel fue muy ligero solo causará un poco de dolor en ese
momento y probablemente desaparezca en unos minutos. Una buena idea para poder acallar el ardor es colocar el área afectada en agua fría, en un recipiente para refrescar la zona. Después aplica un poco de Vitacilina en el área afectada para poder calmar el ardor de la quemadura.
Si la quemadura es un poco más grave, el procedimiento es similar cambiando el tiempo en que la herida permanecerá debajo del agua. En caso de quemadura de segundo grado el tiempo será de 20 minutos como mínimo. Si el dolor continúa puedes envolver la zona afectada con una toalla mojada o colocar un poco de hielo en una bolsa de plástico y dejarlo ahí el tiempo que sea necesario hasta que calme el ardor. Al finalizar haz una aplicación generosa de Vitacilina cubriendo bien la quemadura para que te proporcione alivio.
Tratamiento para las quemaduras sobre la piel.
Mientras se refresca la quemadura, revisa los daños que han quedado en la piel. Si al cabo de unos minutos no encuentras alivio y percibes que el enrojecimiento va aumentando o comienzan a formarse ampollas, consulta a tu médico.
De lo contrario, puedes continuar con este fácil procedimiento.
Toma una gasa y humedécela. Envuelve la zona afectada de 30 a 60 minutos, cambia la gasa las veces que sean necesarias para mantener hidratada y fresca la piel. Quítala y coloca una capa gruesa de Vitacilina, así podrás ver que el alivio poco a poco llega.
Entendemos que este tipo de accidentes en el hogar son muy comunes, pero para el rápido alivio de quemaduras leves, puedes auxiliarte con Vitacilina para calmar el ardor y ayudar a tu piel a la regeneración de la piel afectada.
Vitacilina, ¡ah, qué buena medicina!